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Todos los capítulos de La Santa del Mafioso : Capítulo 31 - Capítulo 34
34 chapters
Un abuelo consentidor
MAXIMILIAN —Que te lo voy a quitar, que no me lo vas a quitar, que mío, que tuyo, que me voy, que te quedas, tanto joder para que te dejen aquí solo mientras ellos fornican como animales, ven aquí, tienes unos padres de mierda.Saco de la cuna a Xavier que está despierto en un rincón mientras los gemidos de ese par de irresponsables se escuchan, según mi mujer yo no tengo límites pero jamás me he puesto a fornicar con Gianna o Ajax en el mismo lugar, sin embargo esos, se meten la mano mientras el niño por el que tanto pelean lo encuentro solo así que me lo llevó. — Así que seis meses— se ríe cuando lo levantó y el rugido del mensajero lo hace feliz— lo sé, es bueno que te acostumbres a donde estás, después de mis hijos, serás tú quien continúe con mi apellido, no soy un obsesivo de eso como Benjamin, aunque quizá sí pero nunca de la misma manera— sus manos juegan con el dije de calavera que tengo— así es, este es también tu símbolo aunque no el único. Me jode decirlo pero es verdad
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Peligro
FLAVIANA —¡No aguanto más!. —Ya hemos aguantado demasiado, eres una adicción y no quiero la cura. —¡Ahhh! Intento sostenerme de la pared pero es imposible, mi cabeza se va hacia atrás junto con mi cuerpo que él sostiene cuando el orgasmo me arrolla sintiéndome poseída mientras sigue lamiendo lo más profundo de mi vagina, su lengua no me da tregua haciendo que me mueva con necesidad, metiendo y sacando los dedos de mi canal en una masturbación tortuosa que me hace explotar por segunda vez de forma escandalosa. Sus ojos cargados de morbo me llevan a ese terreno prohibido pero al que no puedo resistir más, mis manos se sostienen de su cuello cuando me levanta, enredo mis piernas en su cintura, acariciando la herida, le he perdido el miedo a la sangre y mucho más porque son estos los momentos que me recuerdan dónde y porqué estoy aquí. Según sus palabras mis ojos son el cielo, pues en los suyos veo el infierno donde no debí entrar, pero es un paraíso prohibido que pisó otra vez pres
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Volando alto
BROOKE —¡Ajax ya deja de disparar!, Xavier está aquí. Le tapo los oídos a mi niño y le grito a mi hijo que a pesar de la zozobra, sus ojos endemoniados se suavizan cuando ve al príncipe que me ha dado por nieto. Ajax es joven, impulsivo y hasta inmaduro en ocasiones, pero como padre, me mata ver cómo sostiene a su hijo, no suelta el arma pero agarra con fuerza a Xavier que está mudo, mirando con mucha atención todo lo que pasa, percibiendo el problema que se viene pero sin llorar a diferencia de Flaviana que grita desesperada porque mi hijo la ha encerrado. —¡Diablos Ajax!— lo regaño— tu padre me dijo que las cosas entre Flaviana y tú estaban mejorando— está agitado y furioso— ¿Porque la encierras?. —Para que no salga— me responde, su herida está sangrando pero insiste en estar bien mientras besa la cabeza de su hijo— nunca había sentido tanto miedo, ¡Porque se lo llevan así!. —Nos vas a cuestionar cuando dejaron al niño solo por estar cogiendo— Max lo grita y parece de hielo— t
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Una nueva mujer
FLAVIANA —¿Qué?. Escucho y observo a todos pero mi atención la tienen los dos hombres que significan parte de mi mundo, es irónico porque ninguno es real del todo, sin embargo, están aquí decidiendo por mí haciendo que me sienta harta de la situación, toda mi vida siguiendo órdenes de los demás y eso ya no puede seguir así, tengo un hijo, uno al que se desesperan por conocer teniendo una sola cosa en la mira. —¿De qué hablas?— la cara de Ajax no solo tiene confusión si no también rabia y mil emociones más que en este tiempo he podido conocer— Flaviana no te puedes ir con ellos. —Y no lo haré.—Tampoco lejos de aquí— sus dientes pueden explotar en algún momento de lo mucho que los aprieta— mi hijo. —¡Ya basta!— Hace tanto que no escuchaba la voz de mi madre— esto es el colmo, este hombre no tiene derecho sobre mi hija. ¿Cómo es posible que digas que no han abusado de ti?— me mira de pies a cabeza— eras una linda y dulce monja en tu hábito— los ojos se le llenan de lágrimas— un áng
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