Daniela, que hace un momento estaba tan feliz, ahora se sentía profundamente decepcionada. ¡Nunca se imaginó que sería Mauro!En ese momento, Aurora se acercó corriendo y colocó un abrigo sobre los hombros de Daniela:—Señorita, póngase esto rápido, no vaya a resfriarse.Daniela miró a Aurora:—Aurora, ¿es él quien vino a buscarme?Aurora asintió:—Sí, señorita, es el señor Mauro quien vino a verla. Antes de que pudiera terminar de hablar, usted ya había bajado corriendo.Daniela:—¿Aparte de él, no vino nadie más a buscarme?Aurora negó con la cabeza:—No, señorita, ¿a quién esperaba?¿Diego no había venido?Mauro miró a Daniela:—Daniela, ¿pensabas que era Diego quien venía a buscarte?Daniela:—Sí, Mauro, ¿a qué has venido?Mauro no tenía buena cara:—Me enteré de que tenías fiebre y estabas enferma, así que vine a verte.—No me estoy muriendo, gracias por tu preocupación —Daniela extendió la mano para cerrar la puerta.Pero Mauro la detuvo:—Daniela, ¿qué significa esto? Me entero de que est
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