Daniela la levantó:—Valentina, deja de dormir. ¿Dónde estuviste? ¿Por qué estás tan cansada?Valentina se frotó los ojos soñolientos:—Quiero dormir un poco más.—Nada de dormir, ¡anímate! Vamos, te llevo al bar.Daniela arrastró a Valentina al bar, donde pronto encontraron caras conocidas en el reservado de lujo: Luciana, Joaquín, Mariana y otros herederos.Joaquín, sentado en el sofá, comentó:—Luciana, Mateo lleva dos días de viaje, ¿vuelve esta noche, no?Desde aquella noche Mateo se había ido de viaje, y Valentina no lo había visto ni contactado.Según lo acordado, después de esa noche, no se debían nada.Aunque ahora compartían un secreto más.Luciana sonrió:—Sí, Mateo vuelve esta noche.—Luciana, ¿sabías que hace dos noches el señor Figueroa iba tan rápido en la autopista que parecía una carrera? Lo captaron las cámaras y le quitaron tres puntos.Luciana se sorprendió; no sabía nada.Pero Valentina, desde fuera, sí sabía. Aquella noche en la autopista con Mateo... los habían f
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