—Ya te lo dije, esto no es tu culpa —Andrés interrumpió sus palabras directamente.Esta vez, Sonia quedó completamente en silencio.—No lo era antes, y hoy... mucho menos —continuó Andrés, apretando lentamente los dientes—. Tranquila, no dejaré escapar a ninguno de los que te hayan lastimado.—¿En serio? Pero Erwin es tu socio, ¿no? Si te enemistas con él, te resultará difícil seguir con tus negocios, ¿verdad?Tras las palabras de Sonia, Andrés guardó silencio de repente.Sonia pensó que finalmente había entendido la situación —claro, en su corazón, los intereses siempre eran lo primero.Pensando esto, una sonrisa irónica se formó en la comisura de sus labios y estaba a punto de decir algo, cuando Andrés habló: —Él no es mi socio, aunque antes lo fuera, ahora ya no lo es.—¿Pero no tienen intereses en común? —dijo Sonia—. ¿No temes que si lo ofendes...?—Esto es Estados Unidos, no Puerto Cristal —respondió Andrés—. Las raíces de CUMBRE están en Puerto Cristal, pero aquí... puedo dejarl
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