14. Entre Lobos y Humanos
Rania, aun recuperándose de mi rechazo, se mantenía en silencio, pero podía sentir su mirada fija en mí, como si esperara que algo más ocurriera. Su presencia me resultaba incómoda, pero no tanto como la de Ethan, quien se cruzó de brazos, claramente frustrado.—Mantente alejado de mi hermana —advirtió, con un tono firme y amenazante—. Ella no es como las chicas con las que sueles involucrarte; es distinta. No querrás que todo esto vuelva a desencadenar un conflicto. No sería beneficioso ni para ustedes ni para nosotros.Su mirada era un filo de acero. No respondí, pero arqueé una ceja en un gesto de burla. Ethan endureció la mandíbula y agregó con frialdad:—Concéntrate en tu perrita, Rania, y asegúrate de mantenerte lejos de Allison.Me di la vuelta sin molestia aparente, aunque la tensión se alojó en mi nuca como un latido molesto. No le presté más atención y, al notar que Rania ya no estaba, decidí entrar a la casa.El jardín estaba lleno de murmullos y risas, un reflejo de la armo
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