Al principio, Lorena se sentía bien, pero con el paso del tiempo empezó a notar que Celeste hablaba demasiado. Así que, con una mirada de súplica, buscó a Marina.Marina captó la indirecta, y agarro a Celeste del brazo.— Mamá, ahora lo que mi hermana necesita es descansar, no que la bombardees con esa cantidad de preguntas sin sentido.Lorena, mayor que Marina, no le dio importancia al “hermana”. Aunque pensó que, con su madre presente, Marina se comportaría con más seriedad.Celeste miró a Marina con reproche y la reprendió:— Y tú, ya aprendiste a escaparte de casa sin avisar. ¿Por qué no llamaste para decirnos dónde estabas? Me preocupaste muchísimo.— Sí, sí, lo sé, me equivoqué — Marina asintió, admitiendo su error.—Pero mira, estoy perfectamente bien y además, te traje una sorpresa.— Álvaro, muchas gracias. Marina me contó lo que hiciste — Lorena finalmente tuvo la oportunidad de agradecerle.— ¿Agradecerme por qué, hermana? Si eres amiga de Marina, también eres mi amiga. Adem
Leer más