—Sí, – Belén se abrochó el cinturón de seguridad, deprisa.Antes de que antes de que Daniel y Williams pudieran decir algo, ella caminó hacia la ventana y apoyó los brazos contra los bordes, se dio la vuelta y saltó sobre el condensador exterior con rapidez y precisión. Sus acciones fueron tan rápidas que Williams, quien al principio no creía que Belén pudiera hacerlo, se quedó atónito.— Ella… Le preguntó sorprendido a Daniel–: ¿Quién es? ¿No es una hija que los García encontraron en el campo? ¿Cómo puede una mujer de pueblo como ella saber cómo saltar por una ventana e incluso poseer conocimientos médicos?Daniel no le respondió, y, en cambio, caminó hacia la ventana para revisar si Belén estaba bien. Vio que bajaba por la cuerda con agilidad y había descendido dos pisos en pocos segundos. De repente, reprimió la necesidad de expresar su preocupación, se dio la vuelta y le dijo a Williams: —No desprecies a las mujeres, luego bajaré yo y tú serás el último.William caminó hacia la
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