Si no escuchaba sobre Miguel y Jenny, su ánimo estaría bien.Apenas llegó al elevador, las puertas se abrieron.Jenny apareció frente a ella.Laura se sorprendió muchísimo.Qué coincidencia.—Laura, ¿también viniste a verme? —Jenny se acercó, tomándola del brazo cariñosamente, hablando con dulzura como si fueran amigas íntimas.Laura se soltó de forma discreta —Un cliente mío está hospitalizado, vine a ver su situación.Inconscientemente, no quería que Jenny supiera de su abuela, por eso añadió más detalles.—No importa si no viniste a verme. Ya que nos encontramos, sentémonos a charlar, ¡tengo tanto que decirte! —Jenny sonreía con hipocresía, ignorando la frialdad en el rostro de Laura.Laura la miró, con una sonrisa sarcástica —Aunque te hayas acostado con Miguel y te haya dado el brazalete de los Soto, mientras no me divorcie de él, ¡sigues siendo una amante sin vergüenza! ¡No tengo nada que hablar contigo!Era la primera vez que veía a una amante pavoneándose frente a la esposa leg
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