Carolina cerró los ojos, el dolor de cabeza la estaba matando. Afuera ya había oscurecido y giró la cabeza para mirar por la ventana, sus ojos se iban vaciando poco a poco. De hecho, no tenía sentido. Justo en ese momento, sonó su teléfono móvil, lo cogió y lo miró, sus ojos se iluminaron de repente.—¡Paola!—¡Hola! Mi linda, ¿adivinas dónde estoy? —Por el teléfono, llegó el tono ligeramente ascendente de la chica.Carolina dijo, —¿La ciudad Nube?—¡Correcta! Estoy justo debajo de tu casa, ¿por qué no bajas a saludarme? —Paola se rio un poco.—Oh, mi alteza princesa, puede que no me convenga, me lesioné en el trabajo, ahora estoy en el hospital.Paola dijo, —¡Envía la dirección, inmediatamente, enseguida!Al oír su tono serio, Carolina se divirtió, —Bien.Al enviar la dirección, en menos de media hora, la puerta de su habitación se abrió de un empujón y entró corriendo una belleza de aspecto extravagante y encantador.—Mi linda, ¿qué ha pasado? ¿Cómo es que te has lesionado en el trab
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