—Este es la caja de comida que trajo esa mujer, son iguales como ella, basura. Señor Guzmán, el mostrador de recepción es demasiado irresponsable, deja entrar a cualquier deshonesta en la empresa.Lucía seguía charlando sin parar, sin percibir que el rostro de Simón se ponía cada vez más sombrío.—Lucía, eres solo una secretaria, los asuntos de la empresa aún no dependen de ti.Por esta frase, después de que Simón se fuera, el humor de Lucía empeoró aún más. Le echó toda la culpa a mí.—Puta, has hecho que el señor Guzmán me hable de forma dura —su mirada brillaba con una luz extraña, clavada en mi vientre—. ¿Crees que si abro tu vientre, el señor Guzmán me elogia?Sostenía mi cuerpo, mirándola como si fuera un monstruo. Ya desde que ella me pateó el vientre con fuerza, ya no sentía los movimientos del bebé. Mi hijo estaba muerto, y mi corazón también estaba muerto. Ahora, incluso quería arrancar a mi hijo. Mordí mi labio fuertemente, diciéndome a mí mismo que no podía morir. Todavía n
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