Sus incesantes golpes me sacaron de mis pensamientos."Adelante", dije con calma, tomándome mi tiempo antes de responderle.Aun así, irrumpió, pero no golpeó mi puerta contra la pared. "¡¿Por qué has despedido a la mitad del equipo?!", exigió con arrogancia.Lo miré con incredulidad. En esos tres años, el Richie flaco había desaparecido, ahora lucía músculos prominentes y un cuerpo tonificado. Su rostro delataba lo bien que lo cuidaba y su costosa vestimenta gritaba las historias de la lujosa vida que debía estar viviendo.Sacudí la cabeza. Ya veo de dónde viene todo esto. El orgullo, la confianza."En primer lugar, Richie, sabes muy bien que soy la directora general de esta empresa", empecé, asegurándome de sonar lo más autoritaria y fría posible, lo suficiente para ponerlo en su sitio. "Tengo todo el maldito derecho a tomar las decisiones que sean. ¿Y tú?". Lo señalé, arqueando las cejas. "Tú solo eres un jefe de departamento", enfaticé el 'solo'. "No eres más que un simple gere
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