Diana. Los rayos del sol me golpean el rostro y me asen abrir los ojos, los abro lentamente y miro a mi alrededor, en esta habitación jamás había entrado y todo lo que me rodea es de la mejor calidad, lujoso y elegante, siento que me abrazan por la cintura y su respiración en mi nuca. -buenos dias emperatriz. Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro al escuchar la voz ronca de Max. -buenos días, esposó mio, debemos de levantarnos para ir al banquete. -desearía pasar todo el día en la cama a tu lado, no me quiero levantar. -tendremos el resto de nuestra vida para eso Max, los invitados nos van a estar esperando. -no me importa. Max me abraza más fuerte y siento como esconde el rostro en mi espalda, me da gracia la actitud de Max, coloco las manos sobre las de él y le abro en un tono dulce y suave. -Max no tarda en darme hambre. Escucho la leve risa de Max y baja una de sus manos a mi vientre qué ya se a puesto duro y a crecido un poco. -mi pequeño hijo ya esta crec
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