—Bueno, bueno, ya basta de discutir ustedes dos, vamos de una vez o vamos a ver el amanecer aquí, — dijo Luna, finalmente interviniendo para calmar un poco el ambiente.Paula, sin embargo, continuó aferrada a mi brazo, negándose a soltarme.Podía sentir claramente mis brazos atrapados entre sus voluminosos y provocativos pechos, y, la verdad, era una sensación bastante agradable.Si soy sincero, estaba disfrutando al máximo este momento.Con Paula no tenía que preocuparme tanto, ni pensar en cada uno de mis movimientos.No era como con Luna, con quien siempre debía considerar sus emociones y pensamientos.Ni tampoco como con mi cuñada, donde siempre actuaba con cierta precaución, cuidándome de no ser descubierto por mi hermano.Así que, a decir verdad, me sentía a gusto con Paula.Aunque esta mujer parecía una pequeña bruja que siempre me engañaba y me provocaba, su cuerpo era realmente espectacular.Aproveché y un santiamén le di un apretón rápido; la sensación al tacto fue increíble.
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