Frente a la chimenea, el calor del fuego danzaba suavemente, arrojando sombras en las paredes y envolviendo a Nolan y Alaia en una atmósfera cálida y serena. Ambos estaban envueltos en una manta, y Alaia, con la cabeza apoyada en el hombro de Nolan, rompió el silencio que los había acompañado por un largo rato.—¿Cómo fue todo desde que me fui? —preguntó con algo de cautela.—Cada día hay más simpatizantes en la manada —comentó él con un tono suave, casi como si no quisiera interrumpir la paz del momento. —¿Cómo se sienten respecto a los cambios?Nolan acarició su mano, entrelazando sus dedos con los de ella, su mirada se suavizó al recordar el esfuerzo que había puesto en consolidar su liderazgo.—Están emocionados, apoyan cada mejora que hemos implementado —respondió con una sonrisa satisfecha—. Aunque no todos estaban de acuerdo al principio, han visto los beneficios. Cada día, la manada Silver Moon se hace más fuerte.Alaia asintió, contenta, pero no pudo evitar expresar una in
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