Las dos mujeres se quedaron en completo silencio durante un breve periodo de tiempo, disfrutando de la placentera compañía que cada una le brindaba a la otra. En ese instante, sentían cómo se había creado un lazo especial entre ellas, una conexión que parecía más profunda de lo que habrían anticipado. Mientras tanto, el café que Sara había dejado sobre la mesa comenzaba a enfriarse poco a poco, pero ella no parecía darse cuenta de ello; estaba completamente entregada a la experiencia del momento, sumida en sus pensamientos y emociones, y no prestaba atención al tiempo que pasaba. Valentina, manteniendo su mano sobre la de su tía, tomó una profunda respiración y, sintiendo que el momento era propicio, decidió interrumpir el pesado silencio que envolvía la habitación. Había una pregunta que había estado persiguiéndola en sus pensamientos, una inquietud que necesitaba aclarar. Con una mezcla de nerviosismo y determinación, se dispuso a formular su duda, buscando las palabras
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