Tomás se encontraba sentado en los columpios que estaban cerca del restaurante, un lugar como ese le traía tantos recuerdos de su adolescencia que le invadían el pecho hasta el punto de hacerlo agonizar. En aquel momento se dio cuenta de algo, no había cambiado mucho, su actitud despreocupada era la misma, se daba cuenta de sus errores cuando era demasiado tarde, y, además, era el único soltero de su grupo. Sí, sabía que Gera traía su enredo, no tenía idea con quién, pero la conocía muy bien, ella guardaba algo y lo más seguro es que se trataba de un hombre.—Tal vez nací para estar solo —masculló. Alejandra estaba con una sonrisa bien desplegada al terminar de escribir en su computador, por fin había escrito el último párrafo del libro, era el final de su famosa saga; el libro que todos habían espe
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