Todos los capítulos de LOS TRILLIZOS SECRETOS DE MI JEFE: Capítulo 11 - Capítulo 20
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CAPÍTULO 11
AriaMi hermano sigue sin decir nada para cuando termino de explicarle mi historia, solo que sin involucrar a mi jefe.—Entonces Rowan no es tu verdadero novio. Me mentiste todo este tiempo —dice incrédulo—. Digo, no parecen la gran pareja enamorada, pero…—Perdóname, Jackson —me disculpo antes de estornudar.Mi hermano deja escapar un suspiro y va hacia mi mesita de noche para tomar un pañuelo, el cual me entrega.—¿Quién es ese miserable cobarde? —pregunta.—No tiene caso que te lo diga, terminamos.—Claro que tiene caso. Se hará cargo, lo quiera o…—Prefiero ser madre soltera —lo interrumpo—. Jackson, hazme caso. No vale la pena.—¿Es un hombre casado?—Es posible, aunque no lo sé a ciencia cierta —le miento.Estoy muy avergonzada por lo que estoy haciendo, pero no me queda otra salida. Jackson se sentirá aún peor si sabe que mi jefe es el hombre que me embarazó. Además, la imagen profesional que él tiene de mí se irá a la basura.Ya perdí demasiado, no quiero perder la admiración d
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CAPÍTULO 12
AriaCon todos los nervios consumiéndome, comienzo a vestirme con cualquier cosa abrigada que me encuentro. No me preocupo de ir combinada o con una ropa interior decente. Lo único que pretendo es que el señor Elwood se dé cuenta de lo mal que estoy para que no me moleste más. Aunque es posible que siga amedrentándome por salir sin su consentimiento.Lo conozco bien y sé que no me va a llevar a un hospital, sino que hará que la doctora venga y me revise. Tan solo espero que no me recete algún medicamento que pueda afectar a mi hijo. Por esa razón, reviso en internet qué clase de medicamentos están prohibidos en el embarazo. Por suerte, los medicamentos que suelo tomar cuanto tengo un resfriado no lo están, así que tal vez pueda tomar una dosis sin que eso afecte a mi bebé.—Toma, usa esto. —Mi hermano me coloca una mascarilla rosada—. Stacy las usa cuando tiene alergia o se resfría, me regaló un paquete.—De tu color preferido —sonrío.Jackson deja escapar un gruñido.—Ella tiene miedo
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CAPÍTULO 13
AriaNo pongo demasiada resistencia a ir al baño, pese a lo nerviosa que me siento. Trato de tomármelo como lo que es, pensar en que muchas veces he estado desnuda ante él y que la enfermedad va a impedir que yo haga tonterías.—Puedo hacerlo yo sola —le digo al entrar en el lujoso baño.La bañera luce espectacular y puedo distinguir un ligero olor a vainilla, mi olor preferido luego del suyo. Seguramente si no estuviera resfriada podría distinguirlo mejor, pero aun así es relajante.—Puede salir, me bañaré —le digo.—¿Piensas que en el estado en el que estás eres capaz de bañarte por ti misma? —se burla.—Tiene razón, me encuentro bastante mal —respondo.Mi jefe me mira con el ceño fruncido y se me acerca para tocarme de nuevo la frente. Todo rastro de burla ha desaparecido de su mirada, por lo que sé que me cree.—No debiste hacer esto —me vuelve a reprender—. Tienes un trabajo que cumplir.—Soy un ser humano que puede enfermarse.—Tú no. Tú no puedes enfermar.Intento apartar el ros
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CAPÍTULO 14
AlecPara mi alivio ha sido fácil convencer a Aria de que siga a mi lado. No sé si es la enfermedad o porque realmente sienta algo por mí, pero va a quedarse. Sin embargo, no dejo mi dedicación por ella mientras termino de bañarla. Me cuesta mucho no pedirle que tengamos sexo en la bañera, pero debo contenerme. Si le sube la fiebre y empeora no será nada bueno, tardará más días en recuperarse.Yo la necesito bien. Me parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que la toqué, que la vi completamente saludable.—Te debes preguntar por qué no te he dado las pastillas —le digo cuando la estoy sacando de la bañera.—Me imagino que quiere darme otras pastillas —murmura.—Así es. Vamos a cambiar a otro tratamiento más efectivo.«Vitaminas prenatales», añado para mis adentros. Según la doctora, ella debe tomarlas antes del embarazo, y esas pastillas placebo las contienen. Ahora debo inventarme otra cosa para poder conseguir mi objetivo.—¿No tuviste efectos secundarios? —inquiero.—N
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CAPÍTULO 15
AriaÉl se mueve de forma lenta dentro de mí, pero con una intensidad abrasadora y que me está quemando más que la misma fiebre.No me preocupo por fingir que tengo miedo de que me embarace, simplemente disfruto de lo que me hace con tanta pasión.Alec Elwood está hasta el último rincón de todo mi ser. No hay parte de mi alma o de mi cuerpo que no le pertenezca, y por eso estoy entregándome a él una vez más. Quiero llevarme este recuerdo de él para poder resistir, para no quedarme con las ganas de ser suya una última vez.—Debes cumplir con lo que has dicho —me reitera—. Debes hacerlo.—Sí, lo haré —vuelvo a mentirle.El señor Elwood jadea por respuesta y me besa de nuevo. No tengo fuerzas para cambiar la posición en la que estamos, pero no me importa, lo quiero así. Tan solo me basta sentirlo dentro de mí para tocar el cielo.Solo por esta vez me permito fantasear con que me hace el amor, con que soy algo más que su amante. Él tiene cierto miedo a que me descontrole y abra la boca, pe
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CAPÍTULO 16
AriaJohn pasa por mí aproximadamente veinte minutos después de que la doctora me da su diagnóstico. Ella tuvo un buen acto de caridad conmigo y esperó paciente a que él llegara, dado que cuando el señor Elwood fue por un vaso con agua para que pudiera tomarme la pastilla, le pedí que no me dejara a solas con él.—¿Se siente mejor? —me pregunta John cuando estamos de regreso en el auto.—Sí —le miento—. Estoy segura de que pronto me voy a recuperar. Es tan solo un resfriado.—Lamento mucho que se contagiara. Ahora está circulando un virus por la ciudad producto del clima tan frío. Hace años que no se sentía así.—Todos los años hace frío —respondo en voz baja, intentando distraer mi mente—. Pero tiene razón: hace más frío de lo normal.Miro por la ventanilla y trato de no pensar en nada, pero me resulta imposible. En estos momentos el señor Elwood debe estar de camino a auxiliar a su novia. No tengo derecho, dado que soy yo la que está haciéndole un mal, pero la odio. La odio porque el
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CAPÍTULO 17
AlecLos pensamientos con respecto a Aria me torturan una y otra vez mientras conduzco hacia el departamento para encontrarme con Natasha, a quien muchas veces le he advertido que no use esos enormes tacones si no está en una pasarela. Hace algunos años me preocupaba su seguridad; hoy en día lo hago porque de ella depende mi ventajoso matrimonio. Mi empresa no puede actuar sobre la suya hasta que no haya un matrimonio de por medio; nuestros padres lo dejaron muy claro y, aunque no es una obligación en sí, no pienso perder esos beneficios. El patrimonio de mis suegros es cuantioso, es una mina de oro. ¿Para qué me engaño? Lo único que quiero es que nada impida que se vaya pronto y yo pueda seguir mi vida sin tener que complacerla y volver a tener a Aria libremente.Aria… ¿Acaso ella estará bien? No quería dejarla, pensaba pasar todo el día cuidándola o al menos el mayor tiempo posible, pero no puedo dejar mi papel de prometido preocupado.Natasha me necesita más en estos momentos.Dete
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CAPÍTULO 18
AriaLos medicamentos llegan al poco tiempo de que llego a casa, pero también un almuerzo, el cual debe ser algo bueno, pero que no puedo oler por culpa de la congestión nasal que tengo. La comida proviene del restaurante que el señor Elwood frecuenta y que sabe que me gusta. Aquel gesto me emociona por un instante, aunque de inmediato me arranco ese sentimiento del corazón.Saco de la bolsa la bandeja de comida, la cual luce deliciosa, y el jugo apetecible. Sin embargo, termino descartando la idea de comerla. No soy capaz de tirarla, pero decido guardarla para Jackson. Él seguramente la comerá con gusto, ya que ese restaurante no es algo que nos podamos permitir con regularidad, además de que no es posible hacer reservaciones o pedir comida a domicilio como si nada. Ese último servicio está reservado solo para los clientes más exclusivos y mi jefe lo es.En sustitución de aquel almuerzo, decido prepararme algo más. No siento capaz a mi estómago de comer otra cosa que no sea yogur con
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CAPÍTULO 19
AlecCuando las llamadas de ese estúpido de mi empleado se incrementan, pido permiso a Natasha y a mi madre para salir del auto y poder contestar.—Señor, qué bueno que contesta —me dice Rowan—. Es que…—Lo que sea que tengas que decirme, que sea rápido —exijo—. ¿Por qué te tomas la libertad de llamarme tantas veces? Estoy en algo importante.—Discúlpeme, pero pensé que esto podía ser importante. Vi a mi cuñado, digo, al hermano de Aria, tirar una comida que parece provenir del restaurante que usted frecuenta. No sé si envió usted la comida o si ella la pidió, pero Jackson parecía furioso.—¿Qué demonios?Esto es el colmo y solo me confirma que Aria está furiosa conmigo, que no va a cumplir ni una m****a de nuestro acuerdo porque la muy idiota quiere algo más y está celosa.Maldito esguince. Si hubiera tenido más tiempo, habría logrado convencer a Aria de obtener algo más a cambio de mantener las cosas como están. Una mujer despechada es peligrosa, y tal vez su hermano ya sabe sobre lo
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CAPÍTULO 20
AriaPor más que trato de convencerme de que la prudencia debe caber en mí, no puedo evitar caer en ese sentimiento de rencor y tratar de chantajear emocionalmente a mi jefe con la esperanza de que se sienta mal cuando yo me vaya.Pero siendo realista, ¿realmente va a importarle? No. Tal vez tenga miedo de que yo divulgue lo que hubo entre nosotros, pero no se angustiará y al poco tiempo encontrará a una amante que pueda cumplir a la perfección con el papel, que pueda estar con él sin enamorarse. Yo he perdido por ser una idiota sentimental, que realmente hizo el amor con él. Me dejé seducir por su inteligencia, su manera de mantener la calma ante las situaciones y, sobre todo, por su pasión en la intimidad.No tengo la menor idea de si algún día volveré a tener sexo, pero no creo que vuelva a sentirme como me siento con él. No creo que nadie sea capaz de encontrar mis puntos exactos como él lo hace.—Nos vamos al hospital —me avisa Jackson, asomando la cabeza por la puerta—. ¿Puedes q
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