Todos los capítulos de Pequeña Hermanastra, Cásate Conmigo.: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31 - Cómo si no te afectara.
La noche había caído completamente cuando Maximilian y Brianna llegaron al hotel. El ambiente en el coche había sido denso, cargado de un silencio que ninguno de los dos se atrevió a romper. Las palabras no eran suficientes para describir el torbellino de emociones que ambos llevaban dentro. La tensión, aunque silenciosa, parecía ocupar cada espacio del vehículo.Cuando Maximilian estacionó frente a la entrada del hotel, Brianna soltó un suspiro cansado. Miró de reojo al hombre que había conducido sin un solo titubeo, manteniendo siempre el control. Su mirada se dirigió a las luces que iluminaban la fachada del hotel antes de que finalmente se atreviera a preguntar:— ¿Acaso me estás secuestrando? — intentó bromear, aunque su tono era más serio de lo que pretendía.Maximilian se giró hacia ella, un destello de diversión cruzó su rostro, pero no se detuvo demasiado tiempo en él. En lugar de eso, respondió con firmeza:— No. Eres mi prometida… — Hizo una pausa, su mirada oscura se
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33 - Tu conocías las consecuencias.
El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Brianna abrió los ojos. El calor de la noche aún permanecía en su cuerpo, pero algo estaba mal. Extendió la mano hacia el otro lado de la cama, esperando sentir el calor de Maximilian, su presencia reconfortante… pero lo único que encontró fue el frío vacío de las sábanas arrugadas.Su corazón se aceleró, y una sensación de desasosiego la invadió por completo. La realidad se cernía sobre ella como una sombra. Maximilian se había ido. La noche anterior había sido intensa, llena de emociones contenidas y de una conexión que ella no podía ignorar. Pero ahora, su lado de la cama estaba vacío. No había rastro de él, ni siquiera una nota o una señal de que la estuviera esperando.Brianna se sentó lentamente, envolviendo la sábana a su alrededor mientras su mente intentaba procesar la situación. Una parte de ella se aferraba a la esperanza de que Maximilian solo se hubiera levantado temprano, tal vez para dar una caminata o prepar
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34 - Debió sacarte de aquí.
Brianna llegó a la empresa con el ceño fruncido, caminando con pasos rápidos y decididos. No había dormido bien, y la angustia de la mañana aún la atormentaba. Las miradas curiosas de los empleados se deslizaban hacia ella, pero ella no les prestó atención. No tenía ganas de saludar a nadie ni de fingir que todo estaba bien. Lo único que quería era encerrarse en su oficina, bloquear el mundo y enterrar sus pensamientos.Al llegar al ascensor, escuchó la voz de Cristhian, su asistente, llamándola:— Señorita Brianna… hay alguien…Sin embargo, no terminó de escuchar la frase porque las puertas del ascensor se cerraron antes de que él pudiera acabar. Aún absorta en sus pensamientos, ella ignoró su advertencia. La verdad es que no tenía energía ni intención de estallar sobre lo que fuera que Cristhian trataba de decirle. Estaba cansada, y el día apenas comenzaba.Cuando las puertas del ascensor se abrieron nuevamente, Brianna se encontró de frente con el imponente cuerpo de Fidel, su
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35 - Soy su hermano.
Brianna lo observó fijamente desde su escritorio, su mirada clavada en Maximilian, analizando cada detalle de su expresión, su postura, incluso la forma en que apretaba la mandíbula. Había algo en él que siempre la había fascinado: su control, su dominio sobre cada situación y persona que lo rodeaba. Sin embargo, en ese momento, lo único que sentía era el impulso creciente de levantarse y golpearlo.Se contuvo, por supuesto. Siempre se contenía. Sabía en lo que se había metido cuando decidió involucrarse con él. Sabía que la relación con Maximilian era como caminar por la cuerda floja sobre un abismo. Pero aun así, se había dejado llevar por la lujuria, por la atracción tan intensa que nunca había sentido por nadie más. Estaba consciente del camino peligroso en el que se había adentrado, pero ese conocimiento no hacía que fuera más fácil lidiar con la situación.— Estoy bien, Maximilian — dijo finalmente, su voz tan fría y controlada como podía hacerla sonar. Bajó la mirada hacia el
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36 - La sombra de mi apellido.
Brianna tomó asiento detrás de su escritorio, sintiendo cómo la tensión seguía pesando sobre sus hombros. Todo lo que acababa de suceder no hacía más que aumentar la confusión en su mente. El enfrentamiento entre Maximilian y Cristhian… o David, como lo había llamado. El nombre resonaba en su cabeza, trayendo consigo preguntas que no podía evitar hacerse.Su primer pensamiento fue que Maximilian había enviado a su hermano a vigilarla, a controlar sus movimientos. Esa era la clase de cosas que él haría, siempre tan obsesionado con mantener todo bajo control. Sin embargo, al recordar la forma en que los dos se habían enfrentado, descartó esa idea. La tensión entre ellos era real, la ira palpable. Eso no parecía parte de un plan cuidadosamente orquestado por Maximilian. No, esto era personal. Muy personal.Brianna fijó su mirada en Cristhian, o David, que todavía estaba de pie frente a ella, con una mezcla de nerviosismo y resignación en el rostro. Finalmente, rompió el incómodo silenc
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37 - Vi como la mira.
Cristhian asintió de nuevo, hizo una pequeña reverencia respetuosa y salió de la oficina, dejándola sola con sus pensamientos. Brianna dejó escapar un largo suspiro, apoyando la cabeza en sus manos. El día apenas había comenzado y ya estaba agotada emocionalmente.Miró hacia la puerta por la que Maximilian había salido antes, su mente volviendo a él. Sabía que no había terminado de lidiar con ese asunto. Maximilian no iba a dejar pasar lo que había sucedido entre ellos, y mucho menos la revelación sobre su hermano. Sabía que la situación se volvería aún más complicada antes de mejorar, y no podía evitar sentir una mezcla de anticipación y cansancio por lo que estaba por venir.Más tarde, Brianna estaba sentada en su oficina, trazando unas líneas en su iPad para una entrega importante cuando Cristhian entró con una carpeta en la mano, su expresión algo tensa. Llevaba trabajando con ella el tiempo suficiente como para que Brianna notara de inmediato que había algo diferente en su compor
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38 - Una velada desgastante.
La gala se celebraba en un salón exquisitamente decorado, rodeado de las joyas más impresionantes y exclusivas que se habían visto en mucho tiempo. Al entrar, Brianna sintió de inmediato las miradas sobre ella. Sabía que todos la estaban observando, no solo por ser la prometida de Maximilian, sino también por el evento que todos sabían que ocurriría al día siguiente: su boda.Pero no era solo la atención de la multitud lo que la inquietaba. Lo que realmente la preocupaba era la presencia de Paula. Aunque no la había visto aún, sabía que en algún momento se cruzarían. No podía evitar preguntarse cómo reaccionaría Maximilian al verla, si es que Paula decidía acercarse a él. La tensión se acumulaba en sus hombros, apretándole la garganta con una mezcla de nervios y ansiedad.Mientras Brianna caminaba por el salón, saludando a conocidos y haciendo un esfuerzo por mantener la compostura, finalmente se detuvo frente a una vitrina donde se exhibía la joya central de la noche. Era una pieza i
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39 - Pequeña, quédate conmigo.
— No puedes hacerme nada aquí — le espetó, pero la seguridad en su voz se desmoronó cuando él se lanzó sobre ella.En un movimiento rápido, Brianna reaccionó dándole una fuerte patada entre las piernas. Fidel soltó un gruñido de dolor, y justo en ese momento, la puerta del baño se abrió de golpe. Paula estaba allí, observando la escena con ojos furiosos, pero obviamente, era parte de su actuación.— ¡Eres una mala mujer, una desvergonzada! — gritó Paula, su voz resonando en el baño, atrayendo la atención de todos los presentes fuera.Brianna se quedó paralizada, horrorizada por la aparición repentina de Paula.— ¿Acaso no tienes vergüenza? — continuó Paula, acercándose con furia —. Estás a punto de casarte y te encierras con tu exesposo. Está claro que aún no lo has olvidado.Antes de que Brianna pudiera defenderse, Maximiliam irrumpió en la escena. Sus ojos se movieron rápidamente, tomando en cuenta a cada persona en la habitación: Brianna, visiblemente alterada; Fidel, todavía recupe
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40 - La boda.
El sol apenas comenzaba a filtrarse a través de las gruesas cortinas de la habitación cuando Brianna abrió lentamente los ojos. Estaba abrazada por el brazo de Maximiliam, su cuerpo grande y cálido descansaba contra el suyo. Su corazón latía desbocado al darse cuenta de que él no se había marchado como temía, sino que había cumplido su palabra de no desaparecer antes de que el sol saliera. Sin embargo, ahora que él estaba allí, no sabía cómo actuar ni cómo enfrentarlo.Se removió incómoda, con su rostro ardiendo de vergüenza y ansiedad. ¿Cómo se suponía que debía comportarse con el hombre que la hacía sentir tan expuesta? Su respiración se aceleró, consciente de que estaban desnudos bajo las sábanas.De repente, la voz ronca de Maximiliam resonó a su lado, sorprendiendo a Brianna.— Sabías que roncas mientras duermes… — dijo con esa voz profunda y rasposa que hizo que la piel de Brianna se erizara de inmediato.Ella se quedó rígida. ¿Cómo podía alguien tener una voz tan sensual, tan p
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41 - Córtenle la mano.
«Enamorarse.»No era algo que creyó posible alguna vez, pero ahora…— ¿Por qué estás tan seguro de que estás enamorado? — Se atrevió a preguntar David. Por algún motivo, sentía cierta molestia.— Porque… porque no paro de pensar en ella. Porque estoy dispuesto a protegerla de cualquier cosa sin necesidad de que me pida… porque… — Levantó la cabeza y miró a su hermano. Maximiliam tragó duro —, quizás, siempre la he querido.David abrió los ojos sorprendido. Conocía la historia de su hermano, su madre se la contaba siempre, su abuelo también, pero que ahora, el frío Maximiliam esté tocando un tema casi prohibido de mencionar… era algo sorprendente.— Ella… — Maximiliam asintió, con una sonrisa.— Sí. Ella es la chica que me salvó.Brianna por su parte se encontraba en su habitación, secándose las lágrimas. Su madre no se encontraba con ella por aquel malentendido. Brianna estaba segura que era un malentendido. Sin embargo, ahora estaba sola, parada frente al espejo. Se veía bonita, con
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