Cuando se abrió la puerta, escuché una risa estridente y vi al instante a la persona sentada en el lugar principal. Este hombre... me resultaba familiar.Miguel ya había empezado a presentarlo: —Mario, mi compañero de billar y buen amigo.Mientras observaba con detenimiento el rostro de aquel hombre, recordé su nombre: Mario Montenegro, hijo de Leonardo Montenegro y actual director del Grupo Montenegro. Había investigado sobre él en internet, era un aficionado al snooker y campeón de torneos amateur. En ese preciso momento, no había considerado su conexión con Miguel, y menos que fueran tan cercanos.—¿Así que esta es nuestra hermanita? —sonrió Mario.Aunque el término "hermanita" sonaba afectuoso, me dio fuertes escalofríos. A pesar de que su historial parecía limpio, con un padre turbio, él tampoco podía ser tan inocente. Ya que, las apariencias engañan.—Sara, puedes llamarlo Mario simplemente. Si necesitas algo o tienes problemas, puedes acudir a él —dijo Miguel mientras me apartab
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