Claudia caminó lentamente hacia su dormitorio. La brisa de la tarde pasaba junto a ella mientras pisaba las hojas secas que habían caído de los gigantescos árboles de flores.—Ring, ring, ring.Claudia sacó su teléfono, era Sabrina una de sus compañeras de habitación. Lo cogió y contestó a la llamada.—Claudia, ¿cómo estás? ¿vienes hoy a la escuela?—Estoy bien, si, voy a ir a la escuela hoy, ¿hay algún problema? —preguntó Claudia preocupada.—No, sólo que te extraño, no bueno, todos te extrañamos, ya ha pasado más de una semana, y los exámenes se acercan rápidamente, deberías volver pronto, estamos dando clases extra desde hace tres días, y no quiero que el trabajo sea demasiado grande para ti, vale.Claudia sonrió ante la preocupación de su amiga, siempre había sido así, siempre se preocupaba por nada.—Gracias Sabri, pero como te dije, hoy voy a ir, incluso estoy en camino —la consoló Claudia.—¿De verdad? Vale, te esperamos, adiós. —Sabrina cortó inmediatamente la llamada.Claudia
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