Al día siguiente, Leonardo se acercó al escritorio de Karina, la joven secretaria no lo esperaba y no pudo evitar que el rubor se apodere de su rostro apenas lo vio.El seductor CEO, sonrió complacido, al lograr ese efecto en la muchacha.Se inclinó hacia ella, quedando muy cerquita y mirándole la boca, se aguantó las ganas de besarla.-¿Está Lorenzo?Le preguntó disimulando las ganas de tomarla en sus brazos.-Buenos días, señor, sí, ya lo anuncio.Leonardo se enderezó y sacudiendo la mano, indicando que no era necesario anunciarlo, abrió la puerta de la oficina de su socio y amigo.-¡Te salvaste! ¡Yo quería ser el dueño de esta oficina!Dijo, haciendo un chiste.-Para tu mala suerte, sí, me salvé.Le contestó, siguiendo con la broma.Después, un poco más serio, le comentó que su hombre de seguridad aún estaba internado, ya que, al estar delante suyo, se llevó la peor parte.-¡Qué loco de m****a fue Bernardo!Dejando las bromas de lado, esa vez, Leonardo, habló seriamente.-Hasta pret
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