Juana, sintiéndose furiosa e impotente al ver cómo su ama era vilmente maltratada, dijo algunas palabras que Isabella se abstuvo de decir debido a su educación. Pero ella, una simple criada grosera que no tenía miedo alguno ni tranca en la lengua dijo: —Incluso yo, una criada humilde, entiendo los principios de la cortesía y buena educación, de la justicia, de la integridad y de la vergüenza también. Sin embargo, tú, como la general, te enredas con los maridos de otras en el campo de batalla y ahora te apoyas en tus logros militares para maltratar a mi señora...—¡Plaf…! — La mano del hombre cayó sobre la cara de Juana.Theobald, enfurecido, miró con rabia a Isabella.—¿Esta es la niñita que has criado?, tan irrespetuosa.Isabella se levantó rápidamente y corrió hacia allí, primero sosteniendo a Juana. Al ver que su rostro se hinchaba instante, se dio cuenta de cuánta fuerza había usado ese hombre.Giró la cabeza, con sus ojos de repente llenos de ira, y abofeteó a Theobald.—¿Cómo t
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