21. Desconcertada
Quizás sea un milagro del cielo o simple suerte cuando, luego de correr, Maylene divisa un pasillo abierto. Lo primero que ve en éste pasillo abierto es que mientras más corre se acerca a una especie de patio, así que se anda con cuidado cuando divisa que, en efecto, lo que parece ser la entrada a éste lugar, que ya divisa como una propiedad privada, se alza frente a sus ojos.—¿Mami? ¿A dónde vamos, mami? —es Hannah quien pregunta.—Nos vamos de aquí, bebé —responde Maylene, mirando a todas partes.Dios, ¿Qué es lo que hará? Son sólo segundos para que la persigan o la vean. ¡Debe aprovechar la soledad! Miran hacia su izquierda, un nuevo pasillo. Están en un porche, así que arriba hay un techo inclinado que termina en la esquina con el pasillo. Y más allá del pasillo, árboles.Maylene traga saliva antes de correr sosteniendo a sus hijas con fuerza.Aunque escucha un par de voces, éstas se desvanecen con la adrenalina. Salta la pequeña altura del muro tocando la grama verde pidiéndole
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