Las palabras de mi suegra se quedaron resonando en mi cabeza, el resto de la noche me dediqué a observarlos, se nota el amor que se tienen, bailaron, cantaron, se abrazaron y luego nos fuimos a dormir a eso de las tres de la madrugada. —gracias, por todo hermosa, ¡te quiero, eres mi mundo! —Leandro pronunció esas palabras y se quedó dormido, eso me hizo sentir mal, ¿cómo puede ser que yo esté dudando de esto? No puedo dejar que mi vida se destruya por los valores que me enseñaron mis padres, sé que suena mal, pero yo quiero estar con él.—desperté con un fuerte dolor de cabeza y mi mujer no estaba a mi lado, así que me fui a la ducha, me di un baño y bajé a la sala donde todos se encontraban igual que yo. —qué bueno que despertaste cariño, ya vamos a comer, ¡toma estos analgésicos! —gracias, hermosa, me siento fatal, ¿cómo amaneciste tú? —bien cariño, no te preocupes, ahora pasemos a la mesa, ¡les prepararon una sopa para la resaca! —Grace, ¡eres la mejor! Ojalá siempre estés embar
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