En el mundo humano, en la civilización rusa, Angelo, se había mudado con Dominic, a la mansión Volkov, ellos estaban cada día más felices, más enamorados y su conexión era muy profunda, siendo dos bestias salvajes, y deseándose como lo hacían, todos los días hacían el amor Alexander, que vivía también en la mansión, tenía que soportar verlos tan melosos todo el tiempo, cada vez le hacían recordar que el seguía sin encontrar a su luna, y eso cada día que pasaba lo ponía de muy mal humor, la necesitaba, quería tenerla a su lado El Alfa, había salido a la parte trasera de la enorme mansión a sacar una basura, cosa que no era muy común que hiciera, pero no le gustaba la suciedad, solo que mientras más se acercaba al contenedor, un aroma peculiar llegaba a sus fosas nasales, era delicioso, madera, era un aroma a fina madera, el lobo lo iba siguiendo — *¡Luna, luna, está cerca, búscala Alexander, no puedes dejar que escape!* — El lobo Rui, estaba muy inquieto, saltaba de un lado a otr
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