—¿Qué vas a hacer con tu relación con Faustino después de que se case? —le preguntó Lara a Rosalba, con una mirada intrigante.—E-eh... no sé... —Rosalba tartamudeó, sin saber qué responder.En realidad, no importaba cuándo, dejar ir a Faustino era algo que Rosalba no podía aceptar.—Mira, somos iguales, ¿no? —dijo Lara, con un susurro.—Tú tampoco quieres dejar ir a Faustino, y yo tampoco quiero dejarlo —añadió, con los ojos llorosos.—Pero eso solo significa que hemos hecho algo que no deberíamos haber hecho, y que ambos hemos fallado... —dijo Rosalba, con tristeza.—Ojalá yo no fuera la Rosalba de Faustino, así él me preferiría a mí, y no a esa Larisa —pensó en voz alta.—Y si Faustino se casa con Larisa, ¿qué voy a hacer yo? —se preguntó, con desesperación.Al pensar en eso, Rosalba se sintió aún más afligida.—Rosalba, no te preocupes tanto, no hay relación de sangre entre ustedes, y no hay nada malo en estar juntas —le dijo Lara, con una sonrisa maliciosa.—Además, Faustino te qu
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