Aquella noche, Giles Levana miraba la luna llena…aquella luna azul que debía de ser bajo la cual tomara a Génesis por vez primera…nada ni nadie lo había preparado para todo lo que en el camino había surgido. Se sentía vacío, impotente; su único deseo no se había vuelto una realidad, y todo parecía haber puesto por el maldito destino como si este hubiese estado en su contra desde el comienzo. Toda su niñez, encerrado en aquella casa, toda su temprana juventud en soledad, había permitido que su mente volara en sus agitadas imaginaciones en donde él se reunía de nuevo con su hermana gemela, y juntos reconstruían el imperio que su familia alguna vez había sido…juntos…juntos…los hijos que ahora otra llevaba en su vientre, los soñó en el vientre de Génesis, mientras juntos enfrentaban al mundo y a su crueldad estando el uno para el otro incondicionalmente, amándose como hermanos, amándose como compañeros…amándose…tan solo amándose.El lobo blanco se sentía un completo perdedor; nada más que
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