Esa misma tarde, a las 7 de la noche, Camila acudió a su encuentro con Brandon. Un camarero la condujo al jardín elevado del restaurante, donde vio a Brandon sentado junto a la ventana.—Ha pasado un tiempo.Brandon se levantó y se acercó a abrazarla. Vestía una camisa blanca, un chaleco gris y un pantalón gris, lo que le daba un aspecto elegante y refinado.Camila no estaba acostumbrada a que la abrazaran, por lo que su cuerpo se puso ligeramente rígido de inmediato.Él, caballerosamente, le acercó la silla y ella le dio las gracias antes de sentarse. Fue entonces cuando notó un ramo de camelias sobre la mesa. Eran blancas como la nieve y despedían un ligero aroma floral.A Brandon parecía gustarle mucho la camelia, ya que era la única flor que aparecía a su alrededor. Además, siempre le regalaba camelias cuando se encontraban. Parecía estar obsesionado con las camelias.Brandon le entregó el menú a Camila. —¿Qué quieres comer?—Señor Devond, no estoy aquí para cenar —dijo Camila, qu
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