CAPÍTULO 163

Había quedado de ir a casa de Claudia para almorzar ya que hacía unos días que no iba. Pero cuando arrancó el auto, de repente, su teléfono comenzó a sonar. Vio que era una llamada de un número desconocido. Desconcertada, contestó el teléfono y preguntó:

—Hola, ¿quién es?

—¿Dónde se encuentra ahora, señorita Reynad?

—¿Es usted, señor Cole? —El tono monótono del hombre llegó a los oídos de Camila, y supo de inmediato quién estaba al otro lado de la línea—. Estoy almorzando afuera. ¿En qué puedo ayudarlo?

—¿Dónde vas a almorzar?

Camila se quedó congelada por un momento antes de responder con cuidado:

—Quizás puedas enviarme una ubicación y yo iré...

—Dirección —interrumpió el hombre.

No se atrevía a imaginar cómo reaccionaría Sebastián si le decía que no. Asustada, no tuvo más remedio que darle la dirección de un restaurante. Pensar en el terrible carácter de Sebastián le provocó escalofríos en la espalda a Camila.

Veinte minutos después, Camila llegó al restaurante. Como de co
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