No me sorprendió en lo más mínimo, ni siquiera sentí la más mínima conmoción.Donde quiera que esté Marc, ella actúa como un perro que ve la carne. Podría hacer todo para obtenerlo.El rostro de Marc se ensombreció un poco y le con frialdad:—Ya no tengo sed.—¿Cómo que ya no tienes sed? Hace rato Delia iba a darte de beber...La de Ania se frunció, llena de confusión, y luego se dijo a sí misma:—Ah, claro, ella no te conoce tan bien como yo, sin saber cuándo quieres hacerlo.Dicho esto, colocó el vaso a un lado.Al principio, aún estaba preocupándome que Marc hubiera resultado herido, y no era apropiada preguntarle sobre el asunto de Ania. Ahora se me presentó la oportunidad y no la iba a desaprovechar.Lo miré con una leve sonrisa:—¿Y tu decisión sobre ella?Durante el día me dijo que lo ibas a considerar, así que ahora debía ya tener una respuesta.—¿Qué decisión?Ania, sabiendo que me refiero a ella, le preguntó con recelo.Marc me miró de reojo, su mirada suave y tranquila:—¿No
Leer más