Sergio se puso tenso, y Marina lo notó enseguida, pero siguió su camino y entró a la casa. En la sala, la luz era tenue, y en la mesa había una cena a la luz de las velas.El semblante de Marina también cambió por completo, enseguida entendió que fue obra de la astuta anciana y que por eso insistió en Sergio la llevara a casa.—Marina, en verdad tienes talento.—No fui yo.Marina intentó explicárselo, pero Sergio, furioso, arrojó al piso las cosas que llevaba en la mano y salió dela casa sin mirar atrás, pero enseguida se dio cuenta que el chofer se había ido con el coche.Al ver eso, Marina entendió completamente las verdaderas intenciones de la anciana. Si ella y Sergio no pasaban la noche juntos, la anciana realmente no se daría por vencida.—No te molestes. Esta noche dormirás en la sala de estar y yo en el dormitorio.Sergio lanzó una mirada fría y aterradora a Marina. —Te advierto que no juegues conmigo.Dicho eso, él entró en la sala.Al ver el fuerte disgusto en los ojos de S
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