Patricia, visiblemente preocupada, no pudo evitar preguntar: —Abuelo, ¿qué vamos a hacer?Ella no sabía cómo la familia Ares debería enfrentarse a esta difícil situación. Si le contaban a Juan sobre el desafío de Ximeno, de manera inevitable tendrían que enfrentarse en combate.Ante sus ojos, Juan era demasiado joven para ser rival de alguien con la experiencia de Ximeno, un veterano en artes marciales.Pero si no le decían nada, la familia Ares corría el riesgo de ser destruida.Patricia, incapaz de contener su ansiedad, le sugirió: —Abuelo, ¿y si huimos?—¡Ay, tonta, ¿adónde podemos huir?! Incluso si nosotros escapamos, ¿qué será de los demás miembros de la familia Ares? —, respondió Diego, suspirando con gran pesar.La familia Ares había logrado, con muchísimo esfuerzo, destacarse en Crestavalle gracias a la influencia de Juan, alcanzando la posición de casi convertirse en la familia más poderosa de la ciudad. Y ahora, en tan solo un abrir y cerrar de ojos, se encontraban frente a
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