—¿Qué sucede, mami? —preguntó la joven con tono serio.—Conocí a alguien —informó con una amplia sonrisa—, es un empleado de la empresa. Se llama Augusto, es contador y… Bueno, al principio él me pretendía, pero yo no le prestaba atención, ya sabes, te tengo a ti, a mi Nani; por favor, ¿cómo podía fijarme en un hombre? —Sonrió nerviosa— debía pensar en ustedes. Pasaron los meses y Augusto seguía pretendiéndome, yo le acepté una cita, nada del otro mundo, ni siquiera dejé que se entrara mucho la noche. En fin, las cosas siguieron fluyendo, pasaron los meses y… —dejó salir un suspiro—. Emely, Augusto es el hombre que yo siempre he anhelado conocer. Sabe que yo las tengo a ustedes y aun así quiere algo serio conmigo.Emely tragó en seco, ¿en qué momento su mamá tuvo tiempo para salir a citas con un hombre? ¿Estaba tan metida en sus cosas que no se dio cuenta que su madre estaba teniendo un romance con aquel Augusto?—¿Cuánto tiempo llevas con él? —preguntó.—Siete meses —respondió.—¡¿Si
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