“Claro, lo entiendo”, hace una pausa. “¿Pero estamos bien? Te juro que cumpliré mi promesa y no volveré a mencionar a Travis”.“Sí, estamos bien. No te preocupes”, le digo con toda la intención.“Gracias”, dice emocionada. “Te dejaré tener tu tiempo con Noah. Dile hola de mi parte y buenas noches”. “Tú también, Letty”.Cuelgo el teléfono y respiro hondo. Como Noah ya había colgado, le devuelvo la llamada.“¿Hola?”. Me quedo perpleja al escuchar la voz de mi madre al otro lado.No he hablado con ella desde aquel día en el aeropuerto. Entre todas las personas que me han hecho daño, la suya me dolió más. Se supone que una madre debe querer y amar a sus hijos, pero yo no recibí nada de mi propia madre. ¿Cómo pudo darme la espalda? ¿Cómo pudo tratarme como si no fuera nada?Ahora que tengo mi propio hijo, no puedo entender cómo pudo hacerlo. No puedo imaginarme dándole la espalda a Noah.“Ava, ¿cómo estás?”, pregunta suavemente, con la voz un poco temblorosa.Nada sale de mis labi
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