“Vámonos antes de que lleguemos tarde”, le digo después de que ambos recuperamos el aliento.Él asiente con la cabeza mientras su mano se desliza por la mía, donde entrelaza nuestros dedos y me saca de nuestro dormitorio.“¡Está deslumbrante, señora Harper!”, grita Sierra con la voz llena de alegría cuando me ve.“¡Sí, mamá!”, añade Lilly, saltando arriba y abajo.“Gracias, chicas”,Sierra se irá más tarde porque mañana tiene clases en la escuela. Como ni yo ni Gabriel estaremos aquí cuando ella se vaya, hemos acordado con nuestro chofer que él la lleve. Él se asegurará de que regrese a casa sana y salva.“Ahora, ustedes dos pórtense bien con Sharon y no le causen problemas, ¿de acuerdo?”, bromeo a modo de advertencia.“¡Lo haremos!”, gritan a coro.Desde que conocí a Sierra, mis ojos se posan en ella. Como dije, hay algo en ella que me atrae. Algo familiar.Después de despedirnos de ambas, Gabriel y yo nos vamos. No hablamos mucho en el coche, pero su mano que sostuvo la mía
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