“Aún así ella no me agrada, y no creo que me agrade nunca, pero entiendo a mamá”, dice él finalmente después de un rato. “La invitaré entonces, pero no esperes que alguna vez sea su amigo”.Asiento y mi sonrisa se hace más grande. “Gracias, mi amor”.Él me abraza y mi corazón se tranquiliza. No he abrazado a mi bebé desde hace más de una semana y media. Se sentía bien tenerlo en mis brazos nuevamente.“Te amo mami”, murmura él contra mi pecho.Mi corazón se eleva. Hay algo en que tu bebé te llame mami aunque ya no sea un bebé pequeño. No puedo describirlo, pero es una de las mejores sensaciones.“Yo también te amo, cariño”, le susurro en respuesta, “Ahora apúrate o llegarás tarde a la escuela”.Nos alejamos el uno del otro. Después de besar su frente, salgo de su habitación y bajo las escaleras. Saludo a Teresa, que estaba ocupada preparando el desayuno, antes de tomar un vaso de agua, unos analgésicos y subir de nuevo las escaleras.Al entrar al dormitorio principal, esperaba q
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