Sebastián se dio la vuelta, avanzó rápidamente.Sofía, apretando los dientes con rabia, se cortó la muñeca directamente.El intenso dolor la hizo gritar involuntariamente.Sebastián se dio la vuelta bruscamente, viendo su muñeca ensangrentada.Con rapidez se acercó y le sujetó la muñeca: —¿Estás intentando suicidarte?Sofía, sin embargo, lo ignoró por completo y lo abrazó: —Sebastián, aún me preocupas. Aún me amas, ¿verdad?Sebastián no prestó atención alguna a sus palabras, llamó a un guardia cercano y trajo de inmediato un botiquín de primeros auxilios.En este momento, Sofía no se preocupaba, simplemente lo miraba embelesada, sin querer apartarse ni un poco.Hasta que llegaron al hospital, Sofía aún muy resignada no lo soltaba: —Sebastián, no te vayas. Si te vas, no me importa nada más.Sebastián no tuvo otra opción que quedarse con ella mientras le cosían la herida, hasta que ella se durmió bajo los efectos de los sedantes.Él suspiró muy aliviado y le dijo a Juan: —Organiza a algu
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