Una semana después. —Amor, tengo que irme. —¿Ya? —Si Fabio, recuerda que tengo que estar temprano, como una hora antes, el vuelo es privado pero así todo hay controles obligatorios. Fabio suspiró profundo, estaban acostados en la cama y él estaba aferrado al cuerpo de Amelia. Llevaban una semana viviendo juntos, compartiendo cosas tanto laborales como personales, conociéndose mejor, los gustos, manías y costumbres que cada uno, había sido una semana especial, normal, era la palabra que siempre le venia a la cabeza a Fabio, estaba viviendo como un hombre normal, regresaban juntos del trabajo Amelia se ponía a cocinar, mientras él la ayudaba o simplemente se ponía a revisar algunas cosas del trabajo mientras las consultaba con ella. En algunas ocasiones iban a casa de Marcos y Eva que ya también estaban viviendo juntos y compartían los cuatro. Era tan feliz que tenía miedo que lo que estaba viviendo no fuera más que un espejismo. —No te preocupes—le volvió a hablar Amelia acar
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