Se escuchó un saludo proveniente de la puerta abierta, al verla ya me imaginaba sus palabras, a ella no se le puede engañar, ella huele el sexo a kilómetros.—Hola, mis amores traviesos, mmmmm, Dianne te dije que no todavía que pasado mañana recién llego a casa, golosa de porra a pesar de que tienes a quién salir jajajaja, pero en serio, no lo atosigues, ya se casaran y harán todo lo que deben hacer.La verdad me sorprendió, sabe que fue su hija quien comenzó todo, vaya que la doctora se la sabe todas de todas y más cuando siguió hablando y me dirigió su mirada libidinosa en, mi, ahora se la va a tomar conmigo, pero si no quería, ¿qué culpa tengo yo que mi novia me ame tanto? Y la escuché.—Albert, pobre Albert, me imagino que usted, ¿debe de haberse negado con todas sus fuerzas o me equivoco?M****a, esta mujer es una bruja o existen cámaras aquí que no las he divisado, parece que nos vio, porque sus palabras describen lo que paso aquí en esta habitación, pero le conteste sincero.—La
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