La oscuridad rodeaba a Phoenix, arrastrándola hacia un abismo sin fondo. El viento cortante azotaba su cuerpo, y el sonido ensordecedor de una caída interminable llenaba sus oídos. En su sueño, ella caía una vez más en el barranco, reviviendo la angustia de aquella noche terrible. Sin embargo, algo era diferente esta vez. Cuando finalmente alcanzó el agua helada, no hubo impacto. En lugar de eso, la sensación era la de estar siendo succionada, como si el agua la estuviera tragando. El frío dio paso a una oscuridad opresiva, y Phoenix se dio cuenta de que estaba cayendo directamente en la boca de un lobo negro, cuyos ojos azules brillaban como faros en la oscuridad.La boca del lobo se abrió, y una voz femenina, profunda y seductora, resonó a su alrededor.“Ríndete a mí”, dijo la loba, sus palabras reverberando en la mente de Phoenix, envolviéndola como un velo
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