La Vizcondesa Elara estaba sentada al lado de Brynden, intentando disimular su frustración. Llevaba un vestido de terciopelo borgoña con detalles dorados, mangas largas y una falda amplia que le confería una elegancia innegable. Sin embargo, la sensación de desilusión era difícil de ocultar. Brynden era un guerrero alto, robusto e imponente, pero no era el hombre que ella deseaba a su lado esa noche.Al otro lado de la mesa, Ulrich estaba sentado, mirando fijamente a Phoenix, como si ella fuera la única persona presente en el salón. Elara observaba con desagrado, preguntándose si Ulrich realmente había perdido la lucha o si él la había entregado simplemente para no tener que estar cerca de ella. Había prometido que ella no tendría sorpresas, así que imaginó que él ganaría y la elegiría como pareja, pero eso no sucedió. La decepción la consumía. Brynden percibió la inquietud de Elara y, preocupado, preguntó:"¿Estoy molestando a la Vizcondesa?"Elara tomó su copa de vino y, incómoda, r
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