La presencia al alrededor de Lorenzo se apoderó cada vez más, y una intensa aura asesina se esparcía en el espacio.Celeste ni siquiera se dio cuenta del cambio, pero Nadia lo notó de reojo… Vio la expresión feroz de Lorenzo, sintiéndose un poco malévola.«Vaya, ¿ya te has molestado tanto? ¡Te lo mereces porque me amenazaste con cancelar la exposición!», pensó ella.Ella le sonrió cada vez más cálidamente a la ingenua Celeste: —Celeste, ¿lo de los López es tu obra?Cuando fueron a la fiesta juntas, Celeste no le había dicho lo que iba a hacer, pero según la actual situación, no era difícil adivinarlo.Celeste asintió:—Sí, Nadia, es que yo... ¡Ah!De repente, Lorenzo agarró su brazo con fuerza y la jaló hacia él, haciendo que ella retrocediera dos pasos y saliera del agarre de Nadia, cayendo en los brazos del hombre.Los fuertes brazos la abrazaron posesivamente por la cintura.Lorenzo inclinó la cabeza, mirando a Celeste con una profunda mirada. Sus delgados labios se movieron un poc
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