Durante el camino a la mansión Brown, Cielo siente las caricias de su madre, no deja de tocarle el cabello, de sonreírle, de acariciarle el rostro, es como tener su muñeca favorita.—mamá...— musitó Cielo muy nerviosa, aunque le cuesta decirle mamá, poco a poco se va acostumbrando —¿Dime, cariño?— Charlotte deja de acariciarla para no sofocarla, aunque si fuera por ella la abrazaba por horas y horas —¿Creés que... Mis hermanos me van a querer?— pregunta y luego pasa saliva, fijando su mirada en los ojos hermosos de su madre—No cariño. Ellos te aman desde que estabas en mi vientre. Es que tú eres la luz de la familia. Debo entender que la vida que has tenido te ha hecho sentir insegura, pero no hijita. Esa inseguridad se debe ir, eres mi hija, eres una Brown Hill's, en tu interior, posees nuestro carácter. No puedes permitir que, porque el mundo te golpeé entonces tu vas a estar todo el tiempo así. Cuando permitimos mostrar debilidad ante los demás, entonces somos débiles, somos pi
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