Domenico esperó hasta que el camarero se retiró y lo dejó a solas con Natasha para hablar sobre lo que había sucedido esa mañana. Natasha no había mencionado a Mónica en todo el día y solo se había dirigido a él para hablar de asuntos de trabajo. Domenico, respetando su aparente necesidad de espacio, no había intentado presionarla. Sin embargo, sabían que no podían seguir ignorando el tema, especialmente considerando que él se iría de viaje dentro de unas pocas horas.—Nunca me acosté con Mónica —soltó, y se habría reído de sí mismo de no ser por la gravedad de la situación. Esa no había sido, para nada, la mejor manera de sacar a colación el tema.—Y aun así los dos parecían demasiado cercanos.—Supongo que así es. Mónica y yo hemos estado en contacto continuo por negocios desde hace algunos años, prácticamente desde que ella empezó a trabajar para la empresa que representa. Con el tiempo, hemos forjado una especie de amistad y, en algunas ocasiones, fuimos a comer juntos, pero eso e
Leer más