NARRADORZayn se sentía totalmente entregado a la voluntad de su niña malcriada, de su demonio lujurioso. ¿En qué momento se habían invertido los papeles? ¡Él era un dominante! ¡Jamás sumiso, m*****a sea! Afrodita acababa de engañarlo, llevarlo a un lugar donde tenía el control absoluto e inmovilizado. -Eres el demonio- Gruñó sintiendo como ella se movía con fuerza llegando hasta introducirlo por completo en su estrecho canal -Dime que no te gusta, vamos. Dímelo- Desaceleró el ritmo y movió su cadera en pequeños círculos sin levantarse, mientras contraía sus paredes apretándolo deliciosamente en su interior -Me estás retando. Demonio abusador- Se mordió los labios y ni así logró reprimir el placer que estaba sintiendo. ¡La había extrañado tanto! Vió como ella sonreía y volvía a moverse con tanta lentitud que le parecía dolorosa. La necesitaba fuerte, rudo. Necesitaba llenarla de si mismo, hacerle saber que era completamente suya. Quería que ella se rindiera a sus profundos deseos e
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