Por WillyCuando sale del baño, me encuentra de rodillas con la alianza en mis manos.Me miró, dándose cuenta que ésta vez hablo en serio, no se lo digo porque estoy celoso o para marcar, como un perro, mi territorio.Se lo digo, con un anillo como testigo, sin arrebatos y en la intimidad de su habitación.-Realmente quiero compartir mi vida entera con vos ¿Te querés casar conmigo?-Tengo miedo, pero lo deseo con mi alma, sí, quiero casarme con vos.La abracé, la besé como un loco, le puse el anillo y volví a besarla sin parar.Nuevamente era la dueña absoluta de mis sentidos, terminamos otra vez enredados en la cama, ésta vez fue ella la que se subió sobre mí, sentía sus movimientos mientras me cabalgaba, sus pechos, balanceándose, me tenían hipnotizado, era perfecta, más que eso, es la diosa de la belleza.Era la que llegaba hasta el último rincón de mis sentidos, creando nuevamente ese fuego incontrolable, que hacía que mi deseo por ella fuera incandescente.Llegamos juntos al orga
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