Silvina se dio cuenta que su hermano estaba loco por Loana, aunque él lo negara, pero ella vio cómo le miraba la cola, cuando su alumna estaba de espalda y como se le iban los ojos al pecho de la chica y cuando lo observó mirándole los ojos, en ese momento, sonrió sola. En cuánto a Charly, disimulaba aún menos que Sebastián, parecía que Barbie era su musa inspiradora, fue cuando recordó el perfume que creó su primo y lo llamó ¨Delirio¨. Era claro que su delirio era Barbie, aparte que hablaban sin filtro delante de ella, no siempre, a veces trataban de disimular, pero Silvina heredó de su madre, el sentido de observación. Las dos chicas les parecieron divinas, aunque Loana le pareció joven para su hermano, que tenía 27 años, sin embargo sabía que ya habían tenido relaciones y le asombraba la timidez y a su vez cierta indiferencia, de Loana hacia su hermano, aunque sabía las cantaletas que Sebastián repetía siempre, eran dos. Lo de Bariloche se queda en Bariloche y la otra era que él
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