Alessandro y Alicia se habían acomodado en un lugar privilegiado, allí donde las chicas ven a la mujer y sienten envidia de ella. — Deberías de ir al salón, es la fiesta - Expuso un hombre al cual Alessandro de inmediato se había levantado para saludar. — Arnaldo - Saluda el moreno. — Muchacho, siempre es un gusto verte, por lo que veo los rumores de que estás bien acompañado es verdad. - Claro, ella es mi esposa Alicia, Alicia él es un viejo amigo. — Hermosa Dama es un gusto conocerla, hombre deberías de ir al salón, lleva a tu esposa a disfrutar. — ¿Quieres ir? - Pregunta Alessandro, tal parece que para fingir a su jefe se le hace bastante bien. — Todo depende de ti - Fue la respuesta de la rubia. — Entonces no se diga más— con aquellas palabras fueron hasta el salón y allí había innumerables de personas, algunos están charlando, otros cantando y otros bebiendo, este parece ser otro lugar. — Miren quién ha llegado - Expuso Arnaldo y todos les prestó atención - el hombre que no nos
Leer más