Julia, balbuceando, dijo: —Eso fue porque... estaba delirando por la fiebre...Andrés replicó: —¿Así que por tener fiebre puedes portarte de manera indecente?Julia no supo qué responder, y al segundo siguiente, él la besó de nuevo, mordisqueando sus labios y diciendo con voz ronca: —Me hiciste pasar un mal rato, tienes que compensarme...Julia se quedó algo aturdida por el beso y la falta de aire, y siguiéndole la corriente, preguntó: —¿Cómo te compenso?—Ven, déjame abrazarte—, dijo él.Julia, con la respiración agitada, titubeó: —Pero aún no se me ha quitado la fiebre...—Solo voy a acariciarte—, respondió Andrés.Ella estaba muy débil, así que él no le haría nada más, pero necesitaba aliviar su tensión.Por encima de la ropa, comenzó a acariciarle los muslos...Julia estaba muerta de vergüenza y no se atrevía a moverse.—¿Ya estás mejor?—, preguntó ella entre dientes después de un rato.—No, no es suficiente—, respondió Andrés con voz ronca. Entonces apartó las sábanas y se fue al
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