Ayudándola a sentarse, luego le pasó el tazón de sopa a Irene.Quizás por la debilidad, cuando le pasaron el tazón, casi no pudo sostenerlo con firmeza.Robin, rápido de reflejos, atrapó el tazón con una mirada que denotaba cierta resignación.—¿Cómo es que ni siquiera puedes sostener un tazón? —preguntó, y luego alzó una ceja. —¿Te alimento yo?—No es necesario, puedo hacerlo solo.Irene intentó tomar nuevamente el tazón, pero Robin no lo soltó.Se sentó al borde de la cama, observándola con una mirada tan compleja que era difícil de descifrar.Irene evitó su mirada.—Decidí quedarme con el niño por mi cuenta, y no culpo a nadie por no haberlo podido salvar. Así que no tienes que sentir que me debes algo.Robin dejó el tazón a un lado y se limpió las manos.Con el rostro serio, tiró la toallita al bote de basura antes de mirarla y hablar.—Irene, nuestra relación siempre ha sido un intercambio justo, realmente no te debo nada. Más bien tú, al ocultar el embarazo, has violado nuestro a
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